El bullying escolar
no es un juego de niños
Nos han hablado tanto del bullying o acoso escolar, lo hemos escuchado y leído tanto…
Ser padre es un trabajo de tiempo completo, que realizamos incluso cuando no lo sabemos. Nuestros hijos aprenden, también, a partir de imitarnos y de cómo nos ven.
Por eso, nuestro ejemplo como papás es fundamental para enseñarles qué son los valores y la forma correcta de transmitírselos; porque no es solo decir, sino también enseñarles a hacer.
Creen juntos, un calendario visible en un lugar importante como el estudio o la habitación. Puedes usar un tablero o una pared con tizas en la que cada semana o cada día puedan escribir sus tareas o responsabilidades. Te sugerimos también que tengan un hábito de revisar y de actualizar este tablero. Esto le va a ayudar a aprender a prever qué sigue y cómo manejar su tiempo según sus responsabilidades.
Tu hijo es un curioso por naturaleza y siempre estará preguntándote por muchas cosas como: por qué esta persona es así, qué tiene en la cara, por qué es diferente a mí. Aprovecha esa actitud preguntona para ayudarle a que haga preguntas más importantes. Pídele que imagine un espejo en el que rebotarán todas sus preguntas y compleméntalo con otras preguntas como: ¿cómo te sentirías si fueras esa persona?, ¿qué harías tú si estuvieras en la misma situación?, ¿cómo reaccionarías si te pasara a ti?. Esto le ayudará a ponerse en el lugar de los otros y a sentir lo que otros pueden sentir.
Dale pequeñas responsabilidades a tu hijo. El mejor ejercicio para lograrlo es un clásico: hacer los mandados. Dile a tu hijo que compre X o Y cosa en la tienda, hazlo responsable del manejo del dinero, y en especial, de la entrega de los vueltos (devuelta o cambio). Además de que servirá para que desarrolle valores como la responsabilidad y la independencia, este pequeño ejercicio, ayudará a que cree un sentido de honestidad.
Intenta al final del día, antes de dormir, tener un espacio en donde tú y tu hijo hablen sobre los momentos importantes del día y por los que vale la pena agradecer. Este ejercicio ayuda a mantener su memoria, a ver el lado positivo del día y a ser consciente de sus privilegios. Incluso, puedes decirle a tu hijo que agradezca a las personas que han hecho algo bueno por él, directamente. Así, no solo entenderá la necesidad de agradecer, sino que creará afinidad con quienes le rodean.
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